ORIGEN Y EXPANSIÓN
El nombre de gótico con que se conoce el estilo que como consecuencia de la evolución del románico impera durante los tres últimos siglos de la Edad Media, se debe al gran historiador del arte italiano del siglo XVI, Vasari que lo cree de origen germánico. El estilo gótico adquiere una difusión geográfica más amplia que el románico, pues de una parte los cruzados llevan sus fronteras por Oriente hasta Tierra Santa y Chipre, y en sus últimos momentos, los españoles, por Occidente, al otro lado del Atlántico.
Cronológicamente comprende desde fines del siglo XII hasta muy entrado el siglo XVI, e incluso en Inglaterra, por un extraño fenómeno de tradicionalismo, sobrevive sin evolucionar hasta enlazar con su resurrección romántica del siglo XIX.
A pesar de ser una continuación del Románico, en el Gótico se aprecian actitudes bastante diferentes e incluso opuestas. Si el Románico es conocido por su oscuridad y recogimiento, el gótico implica todo lo contrario, luz, color, elevación, expresividad y naturalismo.
La evolución final de lo románico desemboca en la obra llamada gótica, la más brillante del medievo, que, una vez desarrollada especialmente en Francia, abarca en su expansión los países de Alemania, España y Portugal, Inglaterra, Flandes (hoy Bélgica) y Suecia. En este desarrollo, Italia, donde la tradición de las formas arquitectónicas generadas por el Imperio Romano era muy intensa, resistió la penetración gótica, que fue generalmente débil. Pero a Italia, por una particular aversión del gran pintor Rafael Sanzio o Santi hacia las formas que analizamos, se debe el calificativo de gótico con que conocemos tales producciones. Pues en un informe oficial que, como conservador de las ruinas imperiales, dirigió al papa León X, queriendo despreciar tan hermosa expresión del arte medieval la calificó como obra de bárbaros godos, y de ahí el término gótico.
Expansión del estilo gótico desde París
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